viernes, 28 de octubre de 2011

Kitty

Hoy Kitty,

Te despides de mí de una forma tan inesperada, sin miedo, sin brusquedades.

Te deslizaste agazapada como es tu profesión, sin ruido, sin derribar a tu paso más que el aire y el vacío.

Brillaste siempre, con tu salto desde la punta del librero.

Llegaste en silencio y jugamos abajo de la mesa.

Te vas en silencio, desde el balcón.

Gracias por cuidar a mi niñita, hasta regresarla de nuevo a casa.

Jamás despreciaré un guiño como el tuyo.

Salí sola a la calle, y regresaste conmigo;

Crecí.

Saliste sola por el balcón, y regresé contigo, a jugar abajo de la mesa.

Gracias Tábata.

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