domingo, 22 de noviembre de 2009
Técnicas del Cinofóbico Consumado.
Miedo injustificado.
Temor a la depredación, de uno mismo y de sus seres queridos.
¿Habían ustedes notado que la cinofobia se puede desarrollar de manera específica hacia ciertas razas, colores, conformaciones etc.?
Desgraciadamente es más molesto lidiar con estos muchachos cuando uno no padece la enfermedad. Son una plaga que llena de estrés las caminatas y que tiene una incidencia creciente.
Si es usted un cinofóbico y logró tener un perro, bienvenido, es usted un cinofóbico consumado.
La figura más aterrorizante de estos enfermos, es la de la señora con delantal a cuadros, con un par de perros "estopita" sucios y malcomidos, que ostenta un bastón metálico para acribillar a los malditos perros grandes, sanguinarios y violentos que harán de su perrito un manojo de piel con huesos, además de morderla a ella dejándola desfigurada. Compadezco a la señora que vive esta pesadilla día con día. Aunque en el fondo pienso que mucho de lo que hacen es para llamar la atención.
La metodología de estos sujetos,tiene varios matices.
1. El Acoso:
Consiste en gritar a la distancia de una cuadra, "Inconsciente, amarre a ese maldito perro, es contra la ley traerlo suelto", mientras arrastra frenéticamente a sus perritos colgados del cogote por un collar de nylon con perlitas enredado entre las rastitas grisáceas.
Después, cuando uno ya la ha pasado por alto y se aleja para disfrutar del paseo, se encuentra con que la ruca, sigue caminando atrás de uno, y sigue con su sermón "amárrelo, amárrelo".
Uno intenta ignorar esta conducta, pero es casi imposible hacer caso omiso de los gritos que se tienen que tolerar por las mañanas y por las tardes. Entonces, un día me armé de valor y me di vuelta caminando hacia ella.
A la próxima lo pensaré dos veces por humanidad hacia sus pobres amiguitos, que fueron arrastrados hasta la siguiente esquina sin que la señora los volteara a ver.
Los decibeles subían y subían, junto con los collarcitos de los perros, que tenían ya muy bien ensayada la bipedestación. " ¡Está asuzando los perros contra mí!"
Ya con las venas hinchadas del coraje le dije " Ya no me siga, no me siga vieja traumada". Y se acabó el episodio de manera exitosa.
2.El volantín.
Éste es más común, consiste en levantar al perrito por la correa, haciendo un elegante volantín alrededor del cuerpo, para colocar al perrito en sus brazos. Y después se preguntan por qué tiene tos el angelito.
No hay peor cinofóbico que el que tiene perros chicos.
3.El banquetazo.
Es un método muy efectivo, emprender la huida, y además, es mi preferido porque sufren ellos pero no transmiten el pánico.
4.La amenaza histórica.
Éste es característico de quienes tienen perros de "las razas peligrosas", aprovechan cualquier oportunidad para platicarte que su perro ha matado otros perros, y lo espelusnante que son los gritos y la sangre de las peleas de perros (Jamás he visto que en un pleito canino salpique la sangre de película de terror). Debajo de todo ésto se devela que le tienen miedo a su propio perro y no lo pueden disciplinar por querer morder. Y controlar, menos.
5.El moralista.
Adoptan la postura de que lo legal, es traer al perro amarrado, pero ellos traen a sus perros sueltos cuando no hay otros que los atemoricen. Además éstos están fuertemente prejuiciados hacia las razas como el PitBull, Rottweiler, Dobermann, sin embargo, les simpatiza mi Pastor Belga, quien es literalmente un hijo de puta.
También simpatizan con los jerárquicos labradorcitos, que no pierden oportunidad de llegar rápidamente moviendo sus colitas paradas en un corto zig zag, emitiendo un chillidito morse. Además de montar a otros machos buscando pleito. Bueno, ésto no es inconveniente ya que el pobre labrador siempre terminará siendo la víctima a los ojos de estos espectadores.
6. El metiche.
Es aquel que interfiere en una disputa de perros accidental, donde ambos propietarios admiten tener la culpa y hasta se piden perdón entre ellos por su irresponsabilidad.
Siempre armarán un teatro alrededor de la escena y acosarán a quien traiga al perro de aspecto más malvado, y usan todo el repertorio de noticias que han leído en internet, desde que los perros desconocen, pierden el olfato, y se les achica el cerebro, hasta las citas de imágenes como la del sr. que tiene un escopetazo en la cara y la publican diciendo que fué su perro el que le deshizo la cara.
En conclusión, los cinofóbicos que no tienen perro, suelen ser inofensivos y optan por tomar una ruta alterna a la de uno, pero los que lo tienen, son peligrosos, no se acerque a ellos sin la supervisión de un adulto.
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Jajajajajajaja. No manches. Yo me acuerdo de la gente que le tenía miedo a Pochi, que era un auténtico pan de Dios y lo único que quería era que le dieran de lo que estuvieran comiendo. Me acuerdo muy bien de un papá que levantó a sus hijita por los aires mientras me gritoneaba que mi perro era una amenaza. Esa niña... debe tener un trauma severo y ese guey nunca entenderá por qué su hijita le tiene pánico a los pobre y adorables canes.
ResponderEliminarLuego que porque me gustan los gatos, jejejejeje... naaaah, cuando en la mente de las personas interfiere una mascota o un hijo, se tornan irracionales
ResponderEliminarEl degenere avanza... Recuerdo haber podido observar otra manera muy natural de convivencia entre hombres y canes. En el sur de España, en uno de esos pueblos de Andalucía, donde en ese entonces no se podía ver ni un solo perro amarrado. Todos andaban sueltos, tanto aquellos que tenían dueño como los callejeros. Por lo general, los hombres salían a caballo y sus perros con ellos, tranquilos y felices. Tampoco recuerdo haber escuchado que alguien llamara a su perro. Siempre andaba por ahí cerca. No estaban atados CON cuerdas, sino POR esa cosa sentimental que llamamos "lazo" y que ata más que cualquier cuerda - aunque sea invisible...
ResponderEliminarBueno, tienes razón, a mí me gusta traer a mis perros sueltos, pero en éste medio, no es posible en todas partes, el Guten sin correa justificaría todo el pavor de los cinofóbicos y crearía otros tantos.
ResponderEliminarSí, a veces los hijos también te tornan irracional, ayer una mujer dijo "Mira un Bebé, qué horror"... y yo me imaginé cómo la agarraba de los pelos y le tiraba todos los dientes. Afortunadamente no podía hacer nada.Y Javier le dijo "Pinche vieja loca", lo que me hizo desahogar un poco de esos pensamientos rastreros. A la próxima salgo con mi palo. Jajaja!!
Por eso es mejor tener un tigre de mascota... Que se los coma a todos (el traumado no vino)!!
ResponderEliminarMmmm, no sé en qué categoría entraría yo, a mi no me gustan los perros chiquitos, se me hace que tratan de ser ojetes y "dominantes" nomás por complejo. Eso y en casa de una amiga hay un letrero de "cuidado con el perro" y tiene un pug... Fue inevitable escribir con plumón indeleble "no le pise la cabeza" a su letrero.
¿Quién dijo lo del bebé? Pinche vieja loca, estoy de acuerdo. Aunque... no a todos tienen que gustarnos. A mí no me gustaban, hasta Sara.
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